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La noción de valor en el patrimonio ha evolucionado significativamente desde el siglo XX, desde una visión enfocada en el valor estético e histórico de los monumentos a una comprensión más amplia que incluye dimensiones comunitarias, paisajísticas y ambientales. Este artículo analiza la integración de estos conceptos a través del estudio de documentos clave de la UNESCO e ICOMOS, como la Convención sobre el Patrimonio Mundial (1972), la Carta de Burra (1979, revisada en 1999) y la Recomendación sobre el Paisaje Urbano Histórico (2011). Se examina cómo estas instituciones globales han redefinido los criterios de valoración patrimonial, incorporando enfoques participativos y sostenibles. Asimismo, se abordan los desafíos actuales en la gestión del patrimonio, como el cambio climático y la inclusión de perspectivas decoloniales. A partir de este análisis, el artículo propone una reflexión crítica sobre la necesidad de adaptar continuamente los marcos normativos frente a estas transformaciones conceptuales y sus implicancias prácticas.