Estudiantes de Arquitectura UDP obtuvieron primer lugar en workshop organizado por la XXIII Bienal de Arquitectura y Urbanismo de Chile
El equipo integrado por Clemente Bustamante, Hengerly Ferrer, Cristóbal Mallea, Noelia Obando, Macarena Fontanez y Antonia Velarde fue reconocido por su proyecto “Testimonio del Agua”, que revalorizó las redes subterráneas del Barrio San Borja como elemento articulador de memoria y comunidad.
09 / 10 / 2025
En el marco de la XXIII Bienal de Arquitectura y Urbanismo de Chile, un grupo de estudiantes de la Escuela de Arquitectura de la Universidad Diego Portales obtuvo el primer lugar en el workshop “Re-imaginando el barrio San Borja”, instancia que invitó a revisar críticamente uno de los conjuntos más emblemáticos de la modernización urbana en Santiago.
El Barrio San Borja, concebido en los años sesenta bajo la lógica de la Remodelación Urbana, fue imaginado como un modelo de habitar colectivo, combinando torres de vivienda en altura, áreas verdes, pasajes peatonales y plataformas que buscaban articular una nueva vida comunitaria. Con el paso del tiempo, ese ideal se transformó, dando paso a procesos de fragmentación, desgaste y precarización del espacio público.
El workshop propuso revisar nueve espacios del conjunto —plazas, pasajes, plataformas y vacíos urbanos— como materia de experimentación, inspirándose en la noción de preservación experimental (Otero-Pailos, 2016). Más que ofrecer soluciones concretas, la iniciativa buscó activar lo existente y reflexionar sobre cómo resignificar las huellas del proyecto moderno en el siglo XXI.
En este contexto, el equipo de Arquitectura UDP presentó el proyecto “Testimonio del Agua: valorización de las redes contenidas en San Borja”, el cual analizó los entramados subterráneos del conjunto y puso en valor el sistema hídrico distrital COSSBO. A partir de esta infraestructura invisible, el equipo planteó un dispositivo arquitectónico que actúa como mediador entre pasado, presente y futuro, revelando las capas de memoria material y social del barrio.
La propuesta buscó reconectar las tramas colectivas interrumpidas por la dictadura, que afectaron el desarrollo original del proyecto San Borja, mediante la activación del Parque San Borja como un espacio de rearticulación comunitaria. En lugar de introducir nuevas construcciones, el trabajo se centró en interpretar y potenciar lo existente, alineándose con la noción de preservación experimental —una metodología que concibe la conservación como acción proyectual y no como mera mantención.
El equipo, integrado por Clemente Bustamante, Hengerly Ferrer, Cristóbal Mallea, Noelia Obando, Macarena Fontanez y Antonia Velarde, desarrolló el proyecto bajo la guía de los profesores Carolina Del Campo y Matías Gómez.
La propuesta fue destacada por su lectura sensible y crítica del patrimonio moderno, su capacidad para revelar las infraestructuras ocultas del barrio y su intención de reconstruir un sentido colectivo a partir del agua como elemento vital y simbólico.